Las muchas caras de Ernst Stavro Blofeld


Introducción:

Dicen que el atractivo de un héroe se mide por el calibre de los villanos a los que se enfrenta. Holmes tiene a Moriarty; Nayland-Smith a Fu Manchú; el Capitán América a Cráneo Rojo, y James Bond a Ernst Stavro Blofeld. Pero no siempre fue así. De hecho, en las novelas originales de Fleming, SMERSH y sus agentes tenían mucho más peso que Spectra, que no aparece hasta Operación Trueno, de 1961 (la novela, que no la película) aunque si es verdad que desde el primer momento Blofeld se perfila como el adversario definitivo de 007, por delante de otros personajes no menos carismáticos como Paco Scaramanga, el Dr. No o el mismísimo Goldfinger. Pero ¿quién es realmente Ernst Stavro Blofeld, y cómo llegó a convertirse en el líder de la mayor y más siniestra organización criminal que ha conocido el mundo libre? (con el permiso de Hydra). Hagamos pues un repaso por la biografía del personaje, desde su génesis literaria hasta la nueva Spectra de Sam Mendes (2015) pasando por las interpretaciones clásicas de Donald Pleasence, Telly Savallas y Max Von Sidow, entre otros no menos ilustres actores.

La trilogía original (1961-1964):

En las primeras novelas de Fleming Bond se enfrentaba sucesivamente a diversos agentes al servicio de SMERSH, (contracción de la expresión rusa "Smiert Spionam", que significa muerte a los espías) una sección del contraespionaje soviético para la que trabajan, en diferentes tareas, gente como Le Chiffre, Goldfinger o el Dr. No. Sin embargo, con el final de los cincuenta y el comienzo de la distensión y el restablecimiento de las relaciones bilaterales, el escritor decidió probar suerte con nuevos adversarios y así nació Spectra, que mezcla elementos de algunos carteles mafiosos con otros característicos de grupos revolucionarios o terroristas de la época. Su debut oficial tiene lugar en Operación Trueno (1961) donde aparece por primera vez el comité ejecutivo de Spectra y Blofeld es identificado como el Número 1 de la organización, aunque todo el peso de la trama recae sobre su segundo al mando, Emilio Largo. A título anecdótico, el cuartel general de la organización se encuentra en París, bajo la máscara de una organización internacional de ayuda a los refugiados. Esta escena ha inspirado otras dos similares, primero en Nunca digas nunca jamás (1983, un remake no oficial de la antedicha Operación Trueno) y, más recientemente, en Spectre (Sam Mendes, 2015), donde la sede del grupo se traslada a Italia.
En la novela (y en la película) Spectra se hace con dos misiles armados con cabezas nucleares y amenaza con hacerlos detonar para chantajear a la OTAN y a los gobiernos de los países occidentales. Fracasado el plan, Blofeld pasa a ocupar un papel más activo dentro del organigrama de la organización, que sigue viva durante los eventos de El espía que me amó (1962) aunque sólo se la mencione muy de pasada. Ya en Al servicio secreto de su Majestad (1963) tiene lugar el primer encuentro entre Bond y un Blofeld caracterizado como un aristócrata europeo que, desde su base en las montañas suizas, está urdiendo un nuevo plan para expandir por el mundo una peligrosa arma biológica. Para derrotar a su adversario Bond se alía con Marc-Ange Draco, el líder de la Unión Corsa, lo que implica aceptar la mano de la hija de este, Teresa (Tracy). Pese a que el plan sale bien, y Blofeld es nuevamente derrotado, el número uno de Spectra se cobra su venganza al hacer ejecutar a la recién casada, tras lo cual se refugia en Japón con una nueva identidad. Hasta allí le persigue un Bond furioso y dispuesto a lo que sea con tal de cobrarse su venganza, un poco en la línea de la actual Quantum of Solace (2008), aunque en esta ocasión el detonante era la muerte de Vesper. El enfrentamiento final entre ambos adversarios tendrá lugar en un escenario singular: un Jardín de la Muerte, por el que Blofeld se pasea armado con una katana y vestido con una armadura de samurái. Extraña y fascinante a partes iguales, con momentos de una fuerza sobrecogedora, Sólo se vive dos veces (1964) es una de las mejores novelas de la saga (la mejor, según la humilde opinión del autor de este artículo) y supone un más que digno final a la trilogía de Spectra. De hecho, podría haber servido perfectamente como punto y final de las aventuras del agente 007, aunque Fleming decidió mantener con vida al personaje para enfrentarlo al pistolero cubano Paco Scaramanga en la obra póstuma El hombre de la pistola de oro (1965). Spectra, por su parte, resultó ser un hueso más duro de roer y ha sobrevivido de largo a su creador, tal y como veremos a continuación.


Las tiras de comic:

En su momento, la práctica totalidad de las novelas y relatos de Fleming protagonizados por James Bond fueron adaptados en viñetas por Jim Lawrence en colaboración con John McKlusky, primero, y con el artista de origen checo-ruso Yaroslav Horak, después. No obstante, a mediados de 1969, y ante la falta de material original que adaptar, Lawrence y Horak comenzaron a crear sus propias historias sobre el personaje, donde introdujeron a Madame Spectra, la nueva líder de la organización, cuya identidad era un misterio escondido tras la máscara que ocultaba sus facciones, y en cuya génesis pueden rastrearse ecos de la Madame Hydra de Jim Steranko e incluso de Madame Masque, la desfigurada hija del conde Nefaria que se ha enfrentado tanto a Ironman como a los Vengadores o, más recientemente, a Kate Bishop, la nueva Ojo de Halcón (todo ello en Marvel Comics). Con motivo del estreno de Spectre, estas historias han sido recuperadas en un nuevo volumen en tapa dura que saldrá a principios de 2016, pero que ya se puede reservar a través de Amazon.

La trilogía de John Gardner:

Tras las colaboraciones puntuales de Robert Markhan y Christopher Wood, el escritor británico John Gardner fue el elegido - a principios de los ochenta - para relanzar la franquicia literaria protagonizada por el personaje de Ian Fleming. Tras una primera novela de presentación, donde actualizaba determinados aspectos del agente 007 para adaptarlo a los nuevos tiempos (Licence Renewed, 1981) Gardner trajo también de vuelta a Spectra en su siguiente trabajo, For Special Services, de 1982. En esta ocasión la organización criminal está bajo el mando de Nena Bismaquer, la hija secreta del difunto Ernst Stavro Blofeld. Tras la muerte de esta será uno de sus lugartenientes, Tamil Rahani, quién se encargue de seguir adelante con su empeño en Role of Honour (1984) y Nobody Lives for Ever (1986), donde tiene lugar la derrota definitiva de Tahani y Spectra, al menos hasta el estreno de la nueva película de Sam Mendes y Daniel Craig. Como detalle anecdótico, Gardner también recuperó a SMERSH en No deals, Mr. Bond, de 1987, la sexta entrega de su etapa como escritor oficial de la serie, tras lo cual se centraría en buscar nuevos adversarios para Bond, más realistas y mundanos.


Spectra en el cine:

Paralelamente, el cine ha ido creando su propia realidad alternativa a las novelas originales de Ian Fleming, al adaptarlas de forma desordenada y modificar varios aspectos de las mismas, como es el caso de sustituir a SMERSH por Spectra ya desde el principio de la saga, en Doctor No (Terence Young, 1962). Quizás porque esta se realizó de forma casi simultánea a la publicación de Operación Trueno, y en una época en la que ya no interesaba que los rusos fueran, necesariamente, los malos de la película. El mismo esquema se repetiría en Desde Rusia con amor (1963) y Goldfinger (1964), hasta llegar por fin al rodaje de la propia Operación Trueno en 1965, donde Blofeld sólo aparece de pasada, como el Número Uno, y la tarea de sacar adelante el plan de Spectra le corresponde a su lugarteniente, Emilio Largo. Dos años más tarde podríamos ver por fin a Blofeld en pantalla con los rasgos del actor norteamericano Donald Pleasence en Sólo se vive dos veces, el cual determinó algunos de los aspectos recurrentes del personaje, como son su incipiente calvicie o su afición por los gatos persas, que no aparecen en las historias de Fleming. Quizás por mantener el parecido, en Al servicio secreto de su Majestad (1969, el único Bond protagonizado por el australiano George Lazenby) el papel de Blofeld recae en Telly Savalas, que poco después se haría famoso como Kojak, el detective calvo y aficionado a los chupa-chups creado por el escritor y guionista Abby Mann en 1973. Tras el discreto resultado de este filme, los productores lograron traer de vuelta a Connery en Diamantes para la eternidad (1971), un Bond setentero, delirante y camp en el que Blofeld vuelve a cambiar de aspecto de la mano del actor Charles Gray, que ya había desempeñado algunos papeles secundarios en filmes previos de la saga. Esta es la última aparición destacada del personaje clásico en pantalla, salvo por la escena inicial de Sólo para sus ojos (1981, ya en la época de Roger Moore) donde un Blofeld en silla de ruedas reaparece para vengarse del agente 007, hasta que este frustra su plan y se deshace de él por el expeditivo procedimiento de arrojarle por la chimenea de un alto horno. Tampoco podemos olvidarnos de Nunca digas nunca jamás (1983), remake no oficial de Operación Trueno, donde era Max Von Sydow el encargado de dar vida a un Blofeld más distinguido y aristocrático que nunca (gato persa incluido) mientras que el papel de su segundo al mando recaía en el excelente actor alemán Klaus María Brandauer (como Largo) en un filme que contó también con la participación de Kim Basinger y la bellísima Bárbara Carrera.


Nunca digas nunca jamás supone la última aparición más o menos oficial de Blofeld en pantalla hasta la fecha, aunque se pueden encontrar rasgos del personaje en otros villanos de la saga como el Carl Stromberg de La espía que me amó (1979), el Max Zorin de Panorama para matar (1985) o el Elliot Carver de El mañana nunca muere (1997: "no hay noticia como una mala noticia"). Quizás por ello sorprende que Mendes y su equipo de guionistas se hayan acordado de él y lo hayan recuperado como la Némesis definitiva del agente 007 en Spectra, en la que probablemente sea la despedida de Daniel Craig como el mejor agente secreto al servicio de su Majestad. Y dado que - tal y como decíamos al principio - todo héroe que se precie debe tener enfrente un adversario digno de tal nombre, nadie mejor que Cristoph Waltz para encarnar a este Ernst Stavro Blofeld post 11-S que ha abandonado algo de su antigua teatralidad para convertirse en un frío y despiadado hombre de negocios que atesora información con el fin controlar a los gobiernos e. indirectamente, a sus ciudadanos, todo ello con la valiosa ayuda de un Andrew Scott que, tras haber interpretado a Moriarty en Sherlock, toma ahora el relevo de Adolfo Celi y Klaus Maria Brandauer como Número 2 de Spectra. Lo que demuestra que los buenos villanos, como los viejos rockeros, nunca mueren, y siempre se las arreglan para regresar del más allá.

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